viernes, 26 de mayo de 2017

Construcción de una catedral o iglesia gótica

Se considera arte gótico a un movimiento artístico que se desarrolló y surgió en Europa Occidental a finales de los siglos que comprende la Edad Media, es decir, duró en una gran parte de Europa desde mitad del siglo XII hasta que surge el renacimiento en el siglo XV donde en Italia desapareció este arte, sin embargo en otras zonas este este estilo de arte duró hasta que llegó el siglo XVI.

Como se puede observar, es un estilo artístico que tiene un gran periodo temporal, esta clase de arte aparece en el norte de Francia y poco a poco a lo largo del tiempo se va desplazando hacia el Occidente. Además dependiendo del tiempo cronológico en el que se desarrolló este estilo de arte en diversas regiones y países se pueden ver unas diferencias entre un arte gótico en una zona y en otra. Esta diferencia se puede observar en qué el arte gótico se muestra mucho más limpio en una gran parte de Francia, pero en Italia se puede observar que este estilo de arte tenía influencia del arte clásico.

Cuando hablamos de la arquitectura gótica tenemos que mencionar que esta disciplina surgió más o menos en el año 1140 en Francia. Uno de las primeras obras de arte y por ello una de las primeras construcciones de esta corriente artística fue la basílica de la abadía real de Saint Denis.

Sin embargo, al arte gótico se le ha denominado como un estilo artístico muy superficial, está denominación se dio por el uso de uno de sus elementos más comunes, el arco apuntado (que comúnmente se le llama ojival), del que después le sigue la bóveda de crucería que proporciona el desplazamiento de los contrafuertes del exterior y que separa los muros mediante la utilización de arbotantes.

Arte gótico y sus principales elementos
Arte gótico es la denominación historiográfica del estilo artístico que se desarrolló en Europa occidental durante los últimos siglos de la Edad Media, desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento (siglo XV para Italia), y bien entrado el siglo XVI en los lugares donde el Gótico pervivió más tiempo. Se trata de un amplio período artístico, que surge en el norte de Francia y se expande por todo Occidente. Según los países y las regiones se desarrolla en momentos cronológicos diversos, ofreciendo en su amplio desarrollo diferenciaciones profundas: más puro en Francia (siendo bien distinto el de París y el de Provenza), más horizontal y cercano a la tradición clásica en Italia (aunque al norte se acoge uno de los ejemplos más paradigmáticos, como la catedral de Milán), con peculiaridades locales en Flandes, Alemania, Inglaterra y España.

El arte gótico propiamente dicho coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis de la Edad Media.

Si su predecesor, el arte románico, reflejaba una sociedad ruralizada de guerreros y campesinos, el gótico coincide con el resurgimiento de las ciudades, donde se desarrollaron la burguesía y las universidades, y con la aparición de nuevas órdenes religiosas (monásticas como los cistercienses y mendicantes como los franciscanos y los dominicos). También se acentuaron los conflictos y la disidencia (revueltas populares, herejías, desarrollo y crisis de la escolástica,2 Cisma de Occidente); culminando en los pavorosos espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años, un mundo tan cambiante que solo puede entenderse en términos de una mutación fundamental (para la historiografía materialista, la transición del feudalismo al capitalismo).


Características del arco apuntado del estilo gótico

Frente a las iglesias y monasterios del románico, dicho esto de la forma general, el gótico eleva, como su obra arquitectónica emblemática, prodigiosas catedrales llenas de luz así como con una gran altura, siendo estas sus principales aportaciones técnicas, las cuales se encuentran justificadas en los escritos de Pseudo Dionisio Aeropagita, aunque también se desarrolló una importante arquitectura civil. Otra de sus características es que se comenzó a independizar a otras artes plásticas, como la pintura y escultura, de su subordinación al soporte arquitectónico.

No obstante, hay también muchos elementos de continuidad: este sigue siendo un arte predominante religioso; el monasterio como institución apenas varía excepto en detalles formales y de adaptación a nuevos requerimientos, pero su disposición no presentó variantes, y la planta de las iglesias, mayoritariamente catedrales, siguió siendo predominantemente de cruz latina con cabecera en ábside orientada al este, aunque se complique o varíe (plantas basilicales, colocación del transepto en el centro, complicación de naves, capillas y girolas). Sin duda el principal elemento de continuidad es la concepción intemporal de la obra: en la mayor parte de las construcciones los estilos se suceden y funden al ritmo de los siglos, sabiendo los contemporáneos que hacen una obra que ellos no verían terminada, ni quizá sus hijos o nietos, sino que la construcción de estas edificaciones implica el trabajo varias generaciones. En muchas de ellas, incluso se pone en valor el atrevimiento por comenzar un desafío técnico o económico, a veces por rivalidad política, que cuando se inicia no se ha planificado en su totalidad el proyecto por lo que no se sabe cómo culminarlo, es el caso de las catedrales de Siena y de Florencia.


Arbotantes en el estilo gótico

Los nuevos edificios religiosos se caracterizan por la definición de un espacio que quiere acercar a los fieles, de una manera vivencial y casi palpable, los valores religiosos y simbólicos de la época. El humanismo incipiente liberaba al hombre de las oscuras tinieblas y le invitaba a la luz. Este hecho está relacionado con la divulgación de las corrientes filosóficas neoplatónicas, que establecen una vinculación entre el concepto de Dios y el ámbito de la luz. Como las nuevas técnicas constructivas hicieron virtualmente innecesarios los muros en beneficio de los vanos, el interior de las iglesias se llenó de luz, y la luz conformará el nuevo espacio gótico. Será una luz física, no figurada en pinturas y mosaicos; luz general y difusa, no concentrada en puntos y dirigida como si de focos se tratase; a la vez que es una luz transfigurada y coloreada mediante el juego de las vidrieras y los rosetones, que trasforma el espacio en irreal y simbólico. El color alcanzará una importancia crucial.

La luz está entendida como la sublimación de la divinidad. La simbología domina a los artistas de la época, la escuela de Chartres considera la luz el elemento más noble de los fenómenos naturales, el elemento menos material, la aproximación más cercana a la forma pura.

El arquitecto gótico organiza una estructura que le permite, mediante la utilización de la técnica, emplear la luz, luz transfigurada, que desmaterializa los elementos del edificio, consiguiendo claras sensaciones de elevación e ingravidez.

A nivel arquitectónico, el estilo gótico nació en torno a 1140 en Francia, siendo considerada como el primer monumento de este movimiento la basílica de la abadía real de Saint Denis (edificada por el abad Suger, consejero de Luis VII de Francia).




Gárgolas en una catedral de estilo gótico
También desde finales del siglo XII y comienzos del XIII se divulga por los monasterios de la orden del Císter un estilo despojado de ornamentación y reducido a la pureza de los elementos estructurales, expresión de las concepciones estéticas y espirituales de Bernardo de Claraval, que se suele denominar arte cisterciense.

Este arte se ha definido durante mucho tiempo de manera bastante superficial exclusivamente por la utilización de uno de sus elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse ojival, del que se deriva la bóveda de crucería que permite desplazar los empujes a contrafuertes externos, que se alejan aún más de los muros mediante el uso de arbotantes. Eso permitió la construcción de edificios mucho más amplios y elevados, y el predominio de los vanos sobre los muros. Los elementos sustentantes (pilares de complicado diseño) quedan mucho más estilizados. Pero la utilización de un elemento no puede definir un estilo de forma global, se trata de un problema más amplio, de una nueva etapa histórica, una nueva concepción del arte y con él del mundo. Un elemento estructural, por importante que sea, no puede resumir un concepto global sobre la vida.

Rosetón en el estilo de arte gótico
El estilo gótico se desarrolla en Europa, sucediendo al románico desde la cuarta década del siglo XII hasta bien entrado el XVI.

La denominación peyorativa "gótico" fue inventada por los eruditos del Renacimiento con sentido de desprecio a un arte que consideraban bárbaro (el "arte de los godos") muy inferior en consideración al arte grecorromano.

Sin embargo fue revalorizado y exaltado en el siglo XIX por los movimientos nacionalistas y románticos europeos y en la actualidad se considera universalmente como uno de los momentos más brillante,s desde el punto de vista artístico, del mundo occidental.


Catedral de Burgos - Estilo gótico

Aunque el gótico sucede arquitectónicamente al románico del siglo XII, lo cierto es que ambas arquitecturas responden a principios inspiradores opuestos.

Como sostiene el gran experto Otto von Simson, con el gótico se produce una de las más radicales rupturas estilísticas que han conocido la arquitectura occidental.

La razón de tal revolución es el cambio de la mentalidad medieval sobre el conocimiento y la verdad existente. Los siglos XII y XIII contemplan la derrota del idealismo de Platón, defendido por San Agustín, que fue la base filosófica de los siglos altomedievales. Desde estas fechas, se recupera las filosofía basada en la preeminencia de los sentidos de Aristóteles, intensamente defendido por personajes de la talla de san Alberto Magno y santo Tomás Aquino.

La idea de que sólo la racionalidad humana es el único sistema de conocimiento y que las formas sensibles son sólo una apariencia engañosa de la verdad, es desplazada por la convicción de que de los sentidos son necesarios descubrir las cosas de la naturaleza, verdadera fuente de conocimiento.

Como consecuencia de este cambio de mentalidad, en el campo del arte y la arquitectura, el obstinado equilibrio simétrico y la regularidad y geometrismo del románico, son desplazados. El arquitecto ya no tiene que apegarse a formas regulares para construir (círculos y cuadrados fundamentalmente) sino que se ve libre para trabajar, no como une geómetra sino como un ingeniero. Por tanto, si en el campo de las ideas se sustituye el idealismo por el naturalismo, en el campo del arte se sustituye la inteligencia abstracta por el empirismo.

René Huyghe escribe estas bellas palabras sobre la arquitectura gótica:
"Una estética pragmática edifica monumentos donde, descartadas las superficies planas, se erizan de puntas, de calados, de proyecciones, se rompen en el juego complejo de los salientes y las aberturas, donde las líneas tropiezan, se cortan, se interseccionan con aspereza, donde todas las previsiones de la inteligencia son derrotadas por el imperioso dictado de los hechos"
En este contexto y aunque la arquitectura sigue sujeta a ciertas reglas básicas de geometría, los edificios se liberan del rigor racional anterior y a sus estructuras se les permite la vida y la espontaneidad. Como afirma Huyghe un edificio gótico puede entenderse como un organismo vivo que crece hacia el sol.

Características del estilo gótico:

01) Secuencia temporal

La llegada del gótico tuvo una secuencia en el tiempo: comenzó en Francia, luego se extendió a Inglaterra y España, y bastante tiempo después llegaría a Alemania; más tarde aún, a Italia.

02) Arte religioso

El arte gótico se manifestó solo en las disciplinas más ligadas a lo estético (arquitectura, pintura y escultura), en tanto manifestaciones humanas con posibilidad de consagrarse a Dios, ya que el estilo gótico le da franca preeminencia a lo religioso.

03) Menospreciado en su época

Los cultores del arte renacentista consideraban inferior y de mal gusto a todo aquello que se apartaba del canon del clasicismo, de modo que el adjetivo gótico se aplicó a menudo de manera despectiva o peyorativa.

De hecho se acepta que la denominación de gótico deriva de la palabra “godo”, nombre del individuo perteneciente a civilización germánica que invadió España desde el norte.

04) Construcción de imponentes catedrales

La catedral es la obra arquitectónica del gótico por excelencia; son ejemplo de ello la catedral de León, de Burgos, de Toledo, de Gerona, de Barcelona y de Sevilla, todas ellas exponentes de la escuela gótica española.

Otras catedrales góticas muy imponentes son la de Colonia, Estrasburgo y Ulm, en Alemania, la de Gloucester, Salisbury y Lincoln, en Inglaterra; la de Chartres y Reims (Francia) y la de Saint Stephen, en Viena. La escuela italiana ha dejado como legado la catedral de Santa María de las Flores, en Florencia, y la imponente catedral de Milán.

05) Arquitectura

Se resumen a continuación las principales características de la arquitectura gótica:

Introduce el arco ojivado, que logró repartir mejor el peso de los techos y a la vez generar una fuerte sensación de altura, y el arco botante, que genera sensación de volumen.

La construcción a mayor altura posibilitó la construcción de amplios ventanales, los que a menudo se completaron con bellos vitrales, con imágenes alusivas. Estas grandes ventanas permitieron dar al interior más luz y por ende sensación de amplitud.

06) Atmósfera psicológica

El conjunto de los atributos señalados no solo generó un efecto estético, sino que también logró crear una atmósfera psicológica en la que quedaba resaltada la grandeza de Dios.

07) Períodos

Se identifican en la arquitectura gótica tres etapas o períodos:

Gótico temprano: La bóveda de crucería aparece en algunas iglesias (ejemplo: Catedral de Notre Dame)

Gótico clásico: Las catedrales ganan más altura aún a través de un piso de ventanales, que otorga luz casi vertical (ejemplo: Catedral de Chartres)

Gótico radiante (o rayonnant): Aparecen como dominantes los elementos radiales, surgen los grandes rosetones (ejemplo: reconstrucción de la abadía de Saint Denis).

08) Escultura

Las figuras están dotadas de mayor expresividad, hay humanización de los personajes, que se comunican expresando diversos sentimientos (alegría, tristeza, dolor, etc.) a través de sus rostros y sus actitudes.

Se emplean materiales como la piedra, la madera, el marfil y el metal.

El escultor gótico se preocupa por la profundidad y todos es representado con gran detalle.

Se popularizan los retablos, las miniaturas, los sepulcros y las imágenes de Vírgenes con el Niño.

09) Pintura

La temática de la pintura es decididamente religiosa, con menos simbolismo pero con más narración que en el período Románico. La Biblia, los Evangelios y la hagiografía son los temas centrales.

El dibujo adquiere enorme peso, con su delimitación de formas y sus ritmos compositivos.

Los murales en fresco, la pintura sobre tabla, el temple y el óleo son algunas de las técnicas que se emplean.

La luz y los juegos de contraluces realzan el modelado y contribuyen a la sensación de volumen.

Crece el manejo de la perspectiva, sin dejar de mantener el eje de simetría.

10) Representantes del arte gótico

Son célebres exponentes de la pintura del gótico Jan Van Eyck, Giotto, Martini, Campin y El Bosco. Algunos expertos consideran que la escuela de Flandes ha dado los mejores representantes de este arte.


Iglesia de Santa María de Sangüesa (Navarra)

Iglesia de Santa María de Sangüesa (Navarra)


Catedral de Tudela (Navarra) - Estilo gótico

Claustro gótico - Monasterio de la Oliva (Navarra)


Catedral de Toledo - Estilo gótico


Catedral de Barcelona - Estilo gótico

Catedral de León - Estilo gótico


Catedral y Giralda de Sevilla - Estilo gótico


Catedral de Palma de Mallorca - Estilo gótico

Catedral de Santa María de Burgos - Estilo gótico
Catedrales góticas más importantes de Europa:

Milán (Italia) ------ Nôtre Dame de París (Francia) ------ Viena (Austria)

Colonia (Alemania) ----- Palacio de Westminster (Londres - Inglaterra)

Évora (Portugal) --- Monasterio de Varlaam (Grecia) ------ Berna (Suiza)

Claustros de estilo gótico en Navarra:

Catedral de Pamplona ------ Convento del Carmen de Sangüesa ------

Monasterio de La Oliva en Carcastillo ------ Monasterio de Tulebras ---

Monasterio de Irache (Estella) ------ Monasterio de Iranzu (Estella) --- 

Monasterio de Fitero en restauración --- Cripta Monasterio de Leire ---

martes, 23 de mayo de 2017

Construcción de una catedral o iglesia románica

El románico fue un estilo artístico predominante en Europa durante los siglos XI, XII y parte del XIII.

El arte románico fue el primer gran estilo claramente cristiano y europeo que agrupó a las diferentes opciones que se habían utilizado en la temprana Edad Media (romana, prerrománica, bizantina, germánica y árabe) y consiguió formular un lenguaje específico y coherente aplicado a todas las manifestaciones artísticas. No fue producto de una sola nacionalidad o región, sino que surgió de manera paulatina y casi simultánea en España, Francia, Italia, Alemania y en cada uno de esos países surgió con características propias, aunque con suficiente unidad como para ser considerado el primer estilo internacional, con un ámbito europeo.

Surge como consecuencia de la prosperidad material y de la renovación espiritual que inspiró la construcción de gran número de iglesias y de edificios religiosos. 

Las primeras construcciones se hicieron en Lombardía, Borgoña y Normandía. 

Desde allí se difundió por toda Europa, debido a:
  • Expansión de las órdenes religiosas (Cluny y Císter) que construyen monasterios. Estos son fuente de riqueza y centro cultural y urbano de la sociedad.
  • Las peregrinaciones (en España el románico se introduce a través del Camino de Santiago).
  • Aumento de la influencia de la iglesia.

Debido a las relaciones entre religiosos y nobles, los reyes, nobles, obispos y abades de los monasterios impulsaron la construcción de las grandes iglesias y a veces eran aldeanos quienes las costeaban y construían. Las obras las realizaban artesanos especializados como arquitectos, picapedreros, pintores, etc. El arte románico fue sobre todo un arte religioso, que reflejaba los valores de la nueva sociedad feudal, que a la vez era guerrera y cristiana.

Desde el siglo VIII, una serie de acontecimientos históricos posibilitaron la renovación y expansión de la cultura europea: la subida al trono de Francia de los Capetos, la consolidación y difusión del cristianismo, el inicio de la Reconquista en la península ibérica y, fundamentalmente, el cimiento de las lenguas románicas, son los hitos que marcaron este resurgimiento.

Alrededor del año 1000, una expansión generalizada en los ámbitos económico y cultural propició un importante crecimiento demográfico en las sociedades occidentales, roturándose nuevas tierras y abriéndose antiguas rutas de comercio, que posibilitarán los caminos de peregrinación. Toda Europa se vio invadida por una auténtica fiebre constructiva; se había conseguido formular un arte capaz de representar a toda la cristiandad: el románico.

El término "románico", como concepto que define un estilo artístico, lo utilizó Charles de Gerville por primera vez en 1820 considerando con este término todo el arte que se realiza anterior al estilo gótico desde la caída del Imperio romano; y por analogía al término ya conocido de lenguas románicas, el arte románico sucedía al arte antiguo tal y como las lenguas románicas eran las sucesoras del latín.

Posteriormente, la acepción de arte románico se fue restringiendo y pasó a designar el arte desarrollado en Occidente entre los siglos XI y XII, aunque todavía hoy siguen las controversias para determinar con exactitud la amplitud de espacio y tiempo que abarca este estilo.

En la definición de este primer arte europeo, es fundamental la reforma monacal que realizó la orden cluniacense como resultado de una revisión en profundidad de las comunidades benedictinas. El monasterio de Cluny, fundado en el año 930, se convierte en el gran centro difusor de la reforma, alcanzando rápidamente una gran expansión y consiguiendo, a través de sus monasterios, que el arte románico se difundiera por todo el mundo cristiano europeo. Antes de que la orden de Cluny capitalizara y extendiera, el románico ya se había desarrollado en Italia, en la región de Como: el llamado románico lombardo o primer románico, concepto debatido, debido a Puig i Cadafalch, que se aplica a su extensión a los reinos hispano-cristianos, especialmente al románico catalán y el románico aragonés, con menor incidencia en el románico castellano-leonés.

Recibe el nombre de románica por coincidir su floración con la aparición de las lenguas románicas o romances. Otras fuentes afirman que fue en el siglo XIX cuando el arqueólogo Charles de Gerville dio este nombre a la arquitectura cristiana occidental de los siglos X al XII, por alusión a la arquitectura romana, en la que se suponía que se había inspirado.

Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo románico los más característicos del mismo son:

  • El pilar compuesto y de núcleo prismático.
  • El arco de medio punto.
  • La cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.
  • La cúpula poligonal sobre trompas.
  • Los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.
  • La planta basilical es la típica latina.








A continuación otros de los elementos arquitectónicos propios del estilo:

  • Contrafuertes muy desarrollados
  • Arcos doblados y arquivoltas
  • Capiteles decorados
  • Impostas, frisos decorativos
  • Escultura monumental aplicada a la arquitectura

Contrafuertes en el estilo románico



La planta típica de una iglesia románica es la basilical latina con cuatro, tres o cinco naves y crucero de brazos salientes. En el testero o cabecera, que siempre mira a oriente, se hallan tres o cinco ábsides semicirculares de frente o formando corona, llevando cada uno de ellos tres ventanas en su muro. Y en los pies o entrada del templo se alza un pórtico o nártex flanqueado por dos torres cuadradas. Pero así como las iglesias rurales o menores sólo constan de una sencilla nave y un ábside sin crucero saliente y sin torres junto a la portada, así las mayores sobre todo, las de grandes monasterios o los santuarios visitados por numerosas peregrinaciones suelen ofrecer muy amplio el transepto y crucero, como también tienen prolongadas las naves laterales en torno a la capilla mayor constituyendo la girola o nave semicircular que da paso a diferentes capillas absidiales, abiertas en torno de ella a modo de corona.

Planta de cruz latina - Estilo románico
Brazo mayor y brazo menor o transepto


Planta de cruz griega y cruz latina

Planta

Algunas iglesias tienen los brazos del crucero convertidos en sendos ábsides que con el central forman una especie de gran trifolio. Las iglesias de templarios y de otras órdenes caballerescas afines se hallan, por lo común, sobre planta poligonal o circular y son de escasas dimensiones. Asimismo, existen pequeños oratorios de planta circular que fueron capillas funerarias o que estuvieron unidas a fortificaciones como oratorios militares y no faltan otras que siguiendo el estilo o inspiración bizantina se disponen a modo de cruz griega y de cuadrifolio.

Contrafuertes

Los soportes característicos de un edificio románico, son el pilar compuesto y el estribo o contrafuerte adherido exteriormente al muro. Los contrafuertes tienen por objeto reforzar los muros y servir a la vez de estribo o contrarresto a los arcos y bóvedas (servicio que también prestan los pilares compuestos): son visibles al exterior, lisos y de forma prismática. Pero cuando se adhieren a los ábsides aparecen frecuentemente a modo de columnas que sostienen el alero. Los muros están formados de sillarejo o de sillares desiguales con poca regularidad en las hiladas.
Iglesia románica de Artaiz (Navarra)

Ermita de Nuestra Señora de Eunate (Navarra)


Hórreo de Iracheta (Valdorba - Navarra)


Colegiata de Santillana del Mar (Cantabria)
Iglesia románica de Frómista (Palencia)
Catedral románica de Zamora

Ciudad Rodrigo (Salamanca) --- Santo Domingo de Silos (Burgos) ---

Iglesia de San Pedro (Ávila) --- Monasterio S. Juan de la Peña (Huesca)

Construcciones civiles: castillos y palacios

Castillo (del latín castellum, diminutivo de castrum) es, según definición del Diccionario de la RAE, un «lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones».[cita requerida] Existe todo un conjunto de edificaciones militares que guardan analogías con el castillo, como el alcázar, la torre, el torreón, la atalaya, el fuerte, el palacio fortificado, la ciudadela o la alcazaba, lo que hace que no siempre sea fácil asegurar si se trata o no de un castillo propiamente dicho. Se tiene normalmente por tal el conjunto formado por un recinto amurallado que encierra un patio de armas, en torno del cual se sitúan una serie de dependencias y que dispone por lo menos de una torre habitable.

Antecedentes

Ya desde el Neolítico (entre 8500 a. C. y 2500 a. C.), la población construyó castros y fortificaciones en colinas para defenderse. Muchas de ellas, construidas de barro (tapial) han llegado hasta nuestros días, junto con la evidencia del uso de empalizadas y fosos. Posteriormente se fueron construyendo en piedra o en ladrillos de barro o adobe según la disponibilidad de materiales o las necesidades defensivas. Los romanos encontraron enemigos que se defendían en colinas fortificadas que llamaron oppidum. Aunque primitivas, eran efectivas y requerían del uso de armas y otras técnicas de asedio para superar las defensas, como por ejemplo en la batalla de Alesia.

Las propias fortificaciones romanas, los castrum, iban de simples obras provisionales levantadas sobre el terreno por los ejércitos en campaña, hasta construcciones permanentes en piedra, como el Muro de Adriano en Inglaterra o los Limes en Alemania. Los fuertes romanos se construían con planta rectangular y torreones con esquinas redondeadas. El arquitecto romano Marco Vitrubio fue el primero en señalar la triple ventaja de las torres redondas: más eficiente uso de la piedra, una mejor defensa contra los arietes (al trabajar la muralla a compresión) y mejor campo de tiro. Hasta el siglo XIII estas ventajas no se redescubrieron en la Europa del norte, llevadas desde la España musulmana, que mantuvo la tradición desde mucho antes.

Primeros castillos

Si bien los primeros castillo datan del IX, su origen es más antiguo y tienen precedentes en la arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media, se utilizaba como cerco defensivo una mera empalizada de madera, pero la evolución del armamento y de las técnicas militares hicieron inservible este procedimiento; más adelante, se confió en la solidez de las construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este material podía alcanzarse.
Aunque los castillos proliferaron durante la Edad Media, el castillo no solo cumplía funciones puramente castrenses, sino que servía también de residencia a los señores de la nobleza y a los propios reyes, llegando con el tiempo a ser un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar enclavado en los núcleos urbanos, lo común es que se situase en lugares estratégicos, normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su abastecimiento, desde donde pudiera organizarse la propia defensa y la de las villas que de él dependían.
A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en su función militar, los castillos perdieron todo interés y decayeron hasta la actual ruina de la mayor parte de todos ellos.

Castillo de Turégano (Segovia)
Castillo de Coca (Segovia)

Castillo de Peñafiel (Valladolid)
Castillo de la Mota (Medina del Campo - Valladolid)


Castillo de Belver (Palma de Mallorca)


Castillo de Javier (el patrono de Navarra)

Castillo de Olite (Navarra)
Castillo de Windsor (Inglaterra)

Castillo de Sant' Angelo (Roma - Italia)

Castillo de Chambord (Francia - río Loira)






Palacio es el edificio utilizado como residencia del jefe de estado u otro magnate.

Surgieron en la Edad Antigua, con el inicio de la historia, en todas las civilizaciones; albergando acontecimientos y protagonizando procesos políticos, sociales y económicos de trascendencia histórica.

En el Antiguo Régimen europeo los palacios eran las residencias reales, las de la nobleza y del alto clero; aunque también de los burgueses enriquecidos. Se construían, amueblaban y decoraban con los criterios del gusto artístico más exigente y el mayor lujo, contribuyendo a fijar los estilos artísticos de cada época.

En la Edad Contemporánea muchos palacios han sido transformados para otros usos, como parlamentos o museos. El término se emplea también habitualmente para denominar nuevas construcciones de edificios públicos especialmente lujosos que funcionan como hitos urbanos; sea cual sea su uso, siendo un caso extremo las lujosas estancias palaciegas que en realidad son pasillos del Metro de Moscú, construido en la época estalinista con explícita referencia a los palacios zaristas.

La palabra castellana "palacio" proviene de la latina Palatium, y esta del topónimo de una de las siete colinas de Roma, el Palatium o Palatinus Mons ("Monte Palatino"). El palacio original sobre el Monte Palatino era la residencia del emperador romano, mientras que el Capitolium o Mons Capitolinus ("Capitolio" y "Monte Capitolino") era la sede del Senado y los núcleos religiosos de Roma. Aunque la ciudad creció más allá de las siete colinas, el Palatino siguió siendo el área residencial más prestigiosa. César Augusto vivió allí en una vivienda intencionalmente modesta (la Domus Augustea, construida sobre la cabaña de Rómulo1 y junto al Lupercal2 -la cueva donde la loba amamantó a Rómulo y Remo-),3 distinguida de la de sus vecinos sólo por dos árboles de laurel flanqueando la entrada frontal, como un símbolo de triunfo otorgado por el Senado. Sus sucesores, especialmente Nerón, con su Domus Aurea ("Casa Dorada"), ampliaron la residencia y los jardines hasta que abarcaron toda la cima de la colina. Palatium se convirtió en sinónimo de residencia del emperador y, por metonimia, designaba a la institución imperial en sí.

Ya en la Edad Media, el uso de la palabra latina palatium con el sentido de "gobierno" es evidente en un comentario de Pablo el Diácono, escrito en 790 y que narra hechos de los años 660: Huic Lupo, quando Grimuald Beneventum perrexit, suum palatium commendavit ("Cuando Grimuald se puso en camino a Beneventum, encomendó su palacio a Lupo").4 En esa misma época Carlomagno revivió el uso del término como residencia imperial en su "palacio" de Aquisgrán, del cual solo sobrevivió la capilla. Previamente, los reinos germánicos, como el ostrogodo, pero especialmente el visigodo y el franco, habían desarrollado cada uno su respectivo officium palatinum con distintos cargos en torno al rey; los "palatinos" merovingios dieron origen a las figuras legendarias de los paladines.

Palas era el nombre que se daba a la residencia de gobierno en algunas ciudades germánicas de la Alta Edad Media. Los poderosos príncipes electores se alojaban en palacios (Paläste), evidencia de la descentralización del poder en el Sacro Imperio Romano Germánico. De una manera similar, en la mayoría de las monarquías feudales, aunque inicialmente sólo fuera el rey quien se permitía llamar a su morada palacio, tal denominación fue emulada por la nobleza y el clero.


En Francia y en idioma francés hay una clara distinción entre palais ("palacio") y château ("castillo"). El palais siempre ha sido urbano, como el Palais de la Cité de París (que fue el palacio real y ahora es la Suprema Corte de Justicia), o el Palais des Papes de Avignon ("Palacio de los Papas"). En contraste, el château siempre ha sido de características rurales, sostenido por su demesne,5 aun cuando no estuviera fortificado. El Palacio de Versalles, residencia del rey de Francia, y con él la fuente del poder, está alejado de la ciudad, y siempre ha sido denominado en francés como Château de Versailles, mientras que la denominación Palais se reserva para el edificio urbano del Louvre en París.



Civilizaciones históricas - Próximo Oriente antiguo

Desde el nacimiento de la civilización, aparecieron el palacio y el templo como manifestaciones arquitectónicas de la dualidad del poder (poder político y poder religioso). En ambos casos, nacen con la historia, es decir, con la escritura; siendo la emisión, recepción y conservación de cartas y todo tipo de documentos en un archivo una de las funciones de los palacios desde su origen. Otra muy importante fue la custodia de todo tipo de almacenes (de alimentos, de materias primas para la construcción y la artesanía, de mercancías para el comercio exterior o provenientes de él, de armas), y especialmente la del tesoro (el almacén de las mercancías más prestigiosas: metales preciosos y joyas). A la burocracia cada vez más compleja que generaban las cancillerías y tesorerías (en Egipto, con el nombre de escribas) se sumaba el resto de los oficios palaciegos denominados por su función en el servicio doméstico de la casa del rey, que terminó convirtiéndose en una corte regia de altos funcianarios ennoblecidos (como el copero que aparece en la narración bíblica de la historia de José en Egipto, donde se describen detalles muy significativos de la vida palaciega).


Lo relativamente efímero de los materiales utilizados en su construcción ha provocado que de los palacios sumerios y egipcios apenas hayan quedado más que restos arqueológicos, lo que contrasta, en el caso de Egipto, con la mayor duración de los materiales utilizados en los edificios religiosos y las tumbas; cuya concepción (como casa del dios o casa para la eternidad) permite hacerse una idea de cómo serían aquellos.

Todos los palacios destacan por la espectacularidad de su construcción, su ubicación, su extensión y los jardines o fuentes de agua.


Palacio Real de Madrid
Palacio Real de La Granja (Segovia)
Palacio Real de Aranjuez (Madrid)







Construcciones religiosas: monasterios

Un monasterio es un edificio donde habita uno o varios monjes en clausura. Originalmente un monasterio era la célula de un anacoreta. Los monasterios cristianos son también llamados abadías, (regidas por un abad) o prioratos, (regidos por un prior). La vida comunitaria de un monasterio se denomina cenobitismo, en contraposición con la vida anacorética de un ermitaño. La palabra "monasterio" también se utiliza para referirse a este tipo de comunidades de otras religiones.

La palabra "monasterio" procede del griego monasterion, de la raíz mono («uno solo»), ya que originariamente todos los monjes cristianos eran ermitaños y muy solitarios.
La vida monástica para los cristianos empezó poco tiempo después de la muerte de Jesús. Los primeros cristianos compartían sus posesiones y llevaban una vida de entrega a Dios.
En el siglo III, san Antonio, un cristiano egipcio, —que vivió desde mediados del siglo III a del IV— reflexionó sobre las palabras de Jesús, Ve, vende todo lo que posees y dáselo a los pobres, y entonces él y sus seguidores abandonaron todas sus posesiones y marcharon al desierto de Egipto (en la llamada Tebaida) y Siria. De esta manera creían vivir más cerca de Cristo dedicándose a la oración y la contemplación.
Inicialmente vivieron solos, pero poco tiempo después decidieron unirse y habitar en cuevas o chozas construidas por ellos mismos, sencillas pero suficientes como para hacer su vida de oración en comunidad.
En el siglo VI san Benito creó una comunidad, y estableció reglas de convivencia que luego sirvieron de base para otras órdenes. Los seguidores de san Benito hacían tres promesas: abandonar todas sus posesiones personales (voto de pobreza), no mantener relaciones sexuales (voto de castidad), y seguir las reglas de la vida monástica obedeciendo al abad (voto de obediencia).

En la Edad Media, los monasterios evolucionaron completando su entorno con granjas, hospitales y otros edificios.

Más tarde aparecieron otras órdenes que establecieron sus propias como los cartujos o los cistercienses, monjes benedictinos de la estricta observancia conocidos como monjes blancos, debido a que utilizaban hábitos de lana sin teñir. Esta congregación fue fundada en 1098 por san Roberto de Molesmes, san Alberico y san Esteban Harding, en la Abadía de Citeaux, que da nombre a la orden. Uno de sus personajes de mayor repercusión es san Bernardo.

En la segunda década de siglo XIII se crearon dos nuevas órdenes: los franciscanos (1210), que se guiaban por las enseñanzas de san Francisco de Asís; y los dominicos (1216) seguidores de santo Domingo. A diferencia de las órdenes monásticas, las nuevas órdenes mendicantes establecían sus casas —conventos— en las renacientes ciudades y no en despoblados, profesaban la pobreza, combatían la herejía cátara y proporcionaron enseñantes para las nuevas universidades. Sus miembros serían conocidos como «frailes»





BENEDICTINOS, LOS MONJES NEGROS

La Orden de San Benito es la orden religiosa fundada por Benito de Nursia a principios del siglo VI en la abadía de Montecassino.

Siguiendo su ejemplo e inspiración, diversos fundadores de órdenes religiosas han basado la normativa de sus monasterios en la Regla dejada por Benito, cuyo principio fundamental es "Ora et labora", es decir, Oración y Trabajo.

Durante el transcurso de su historia, la Orden Benedictina ha sufrido numerosas reformas, debido a la eventual decadencia de la disciplina en el interior de los monasterios.

La primera reforma importante fue la hecha por Odón de Cluny en el siglo X; esta reforma, llamada cluniacense (nombre proveniente de Cluny, lugar de Francia donde se fundó el primer monasterio de esta reforma), llegó a tener un gran influjo, hasta el punto que durante gran parte de la Edad Media prácticamente todos los monasterios benedictinos estaban bajo el dominio de Cluny.


      

CISTERCIENSES, LOS MONJES BLANCOS

Tanto poder adquirido llevó a la decadencia de la reforma cluniacense, que condujo a la reforma cisterciense, palabra proveniente de Císter (Cîteaux en idioma francés), lugar de Francia donde se estableció el primer monasterio de esta reforma. Buscaban apartarse del estilo cluniacense, que había caído en la indisciplina y el relajamiento de la vida monástica. El principal objetivo de los fundadores de Císter fue imponer la práctica estricta de la Regla de San Benito y el regreso a la vida contemplativa.


El principal impulsor de la reforma cisterciense fue san Bernardo de Claraval (1090-1153), que se convirtió en el principal consejero de los papas, predicó la Segunda Cruzada y fundó hasta 68 monasterios.

La Orden cisterciense (en latín: Ordo Cisterciensis, O.Cist.), igualmente conocida como orden del Císter o incluso como Santa orden del Císter (Sacer Ordo Cisterciensis, S.O.C.), es una orden monástica católica reformada, cuyo origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes en 1098, que sigue siendo la sede central de la Orden del Císter y se encuentra ubicada donde se originó la antigua localidad romana Cistercium, próxima a Dijon, Francia, en la comuna de Saint-Nicolas-lès-Cîteaux, del departamento de Côte-d'Or de la región de la Borgoña. Esta abadía fue llamada Novum Monasterium por Roberto de Molesmes para diferenciarla del monasterio de Molesmes, de donde procedía.

La orden cisterciense desempeñó un papel protagonista en la historia religiosa del siglo xii. Su influencia fue particularmente importante en el este del Elba donde la orden hizo «progresar al mismo tiempo el cristianismo, la civilización y el desarrollo de las tierras».1

Como restauración de la regla benedictina inspirada en la reforma gregoriana, la orden cisterciense promueve el ascetismo, el rigor litúrgico dando importancia al trabajo manual. Además de la función social que ocupó hasta la Revolución francesa, la orden ejerció una influencia importante en los ámbitos intelectual o económico, así como en el ámbito de las artes y de la espiritualidad.

Debe su considerable desarrollo a Bernardo de Claraval (1090-1153), hombre de una personalidad y de un carisma excepcionales. Su influencia y su prestigio personal hicieron que se convirtiera en el cisterciense más importante del siglo xii, pues, aun no siendo el fundador, sigue siendo todavía hoy el maestro espiritual de la orden.a

En nuestros días, la orden cisterciense está formada por dos órdenes diferentes. La orden de la «Común Observancia» contaba en 1988 con más de 1300 monjes y 1500 monjas, repartidos respectivamente en 62 y 64 monasterios. La Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia, también llamada O.C.S.O., comprende hoy en día cerca de 2000 monjes y 1700 monjas, comúnmente llamados trapenses porque provienen de la reforma de la abadía de la Trapa, repartidos en 106 monasterios masculinos y 76 femeninos.3 4 Las dos órdenes cistercienses actualmente mantienen vínculos de colaboración entre ellas.

Su hábito es túnica blanca y escapulario negro, retenida por un cinturón que se lleva por debajo; el hábito de coro es la tradicional cogulla monástica, de color blanco. De hecho, se los llamó en la Edad Media «monjes blancos», en oposición a los «monjes negros» que eran los benedictinos. También es frecuente la denominación «monjes bernardos» o simplemente «bernardos», por el impulso que dio a la orden Bernardo de Fontaine.


Aunque siguen la regla de san Benito, los cistercienses no son propiamente considerados como benedictinos. Fue en el IV Concilio de Letrán en 1215 cuando la palabra «benedictino» apareció para designar a los monjes que no pertenecían a ninguna orden centralizada,b por oposición a los cistercienses.



   

Nadie duda que los monasterios fueron una de las más importantes instituciones medievales (si no la que más).

Gracias a a la actividad de los monasterios se mantuvo viva la llama de la erudición romana, el cultivo de las artes y, por ejemplo en España, una intensa labor repobladora y de estabilización de territorios yermos o disputados entre moros y cristianos durante los largos siglos de la reconquista.

Ya desde los primeros años del Cristianismo y durante todo el periodo tardorromano y altomedieval era frecuente que personas de toda condición abandonasen pueblos y ciudades para refugiarse en bosques y montañas en busca de una vida aislada de carácter espiritual.

En ocasiones, estos eremitas elegían lugares comunes para vivir y se formaban verdaderas comunidades y monasterios embrionarios que más tarde se convertirían en cenobios organizados.

El verdadero "padre" del monasterio medieval occidental fue San Benito de Nursia.

San Benito, después de una intensa vida religiosa, incluyendo tres años de vida eremítica, fundó el Monasterio de Montecasino. Allí redactó, hacia el año 540, sus célebres Reglas, que establecen la humildad, la abnegación y la obediencia como ejes fundamentales de la vida del monje.

Al acceder a la comunidad se abandona el mundo al aceptar los votos de castidad, pobreza y obediencia ya que el modelo de monasterio de San Benito establece la clausura como modo de preservar la integridad moral:

"El monasterio ha de construirse de tal manera que todo lo necesario, es decir, el agua, el molino, el jardín y los diversos oficios, radique en su interior, de suerte que los monjes no se vean obligados a andar fuera de acá para allá, porque esto no es bueno para sus almas".

Pero este aislamiento es relativo pues se permite el contacto y hospitalidad hacia huéspedes, peregrinos y novicios.

Otro de los preceptos más importantes de la regla benedictina, y que será fundamental para la evolución del mundo medieval , es el que establece la necesidad del monje de trabajar como auxilio del alma:

"Ora et labora"

Y decimos que es fundamental pues gracias a ello, los monasterios medievales en general y los románicos en particular fueron centros de gran producción artística, especialmente en los campos de la eboraria (arte de la escultura en marfil), esmaltería, orfebrería e iluminación de manuscritos.

En lo social, este ánimo al trabajo permitió también la roturación de territorios vírgenes, producciones agrícolas, asentamientos de población, etc.

Los Monasterios Cluniacenses

En la España del norte, durante los difíciles siglos VIII y IX existieron numeroso monasterios. Se trataba de cenobios pequeños, sostenidos por modestos donantes que seguían diversas reglas como la de San Fructuoso o San Benito.

En el siglo X comienzan a constituirse monasterios más importantes de tipo casi siempre benedictino.

El siglo XI será clave para el desarrollo monástico en toda Europa de la mano orden benedictina de origen francés, Cluny.

En España, Cluny es respaldada por Alfonso VI en Castilla y León por lo que se construyen importantes monasterios cluniacenses durante este siglo y otros ya en funcionamiento son incorporados a la Orden.

La organización de las diferentes dependencias de los monasterios románicos cluniacenses se basó en el antiguo monasterio carolingio de Saint Gal que esta orden reproduce en su propio Monasterio construido alrededor del año 1043.

El románico le debe mucho a la Orden de Cluny. En lo que respecta a España, el arte románico internacional tiene dos impulsores básicos: el Camino de Santiago y los monasterios cluniacenses.



Los Monasterios Cistercienses 

A Orden de Cluny nace como respuesta a la vida lujosa de los cluniacenses. Cambia el color del hábito (blanco en contraposición al negro de los de Cluny) y establece una estricta vuelta a los preceptos de austeridad de San Benito.

En lo relativo al arte, San Bernardo de Claraval establece un modo de arquitectura basada en la línea, sin apenas decoración escultórica o pictórica ni vidrieras coloreadas, de grandes proporciones monumentales.

Emplea con insistencia algunas innovaciones ya aparecidas en el románico de comienzos del siglo XII como el arco apuntado y la bóveda de crucería, que posteriormente el auténtico gótico empleará de manera mucho más vanguardista y con un radical cambio conceptual.

Los monasterios románicos cistercienses se construyen en lugares apartados y en ocasiones idílicos, junto a un pequeño río o arroyo que proporcione agua suficiente.